Comentario
del Evangelio por Juliana de
Norwich
(1342- después 1416), reclusa inglesa
Revelaciones
de amor divino, cap. 11
"Acude en ayuda de mi poca fe"
Lo vi de verdad: Dios hace todas las cosas,
por muy pequeñas que sean. Nada llega por suerte o azar, sino que todo es
ordenado por la sabiduría previsora de Dios. Si el hombre ve en lo que ocurre
la casualidad o el azar, es a causa de nuestra ceguera o vista corta. Estas
cosas que Dios, en su sabiduría, previó de toda eternidad y que conduce sin
cesar perfectamente y gloriosamente hasta su mejor fin, nos sobrevienen de
improviso, y decimos en nuestra ceguera o con nuestra corta vista que es cosa
del azar o accidente.
Pero no es así a los ojos de Dios. Debemos
pues reconocer que todo lo que fue hecho está bien hecho, ya que es Dios quien
lo hace todo… Más tarde, Dios me mostró el pecado en su desnudez, así como el
modo en el que reparte su misericordia y su gracia…
Perfectamente vi que Dios jamás cambia sus
intenciones sean las que sean y que jamás las cambiará en toda la eternidad.
Hay sólo, en su disposición perfecta de las cosas, conozca toda eternidad… No
falta nada en esta disposición perfecta, porque lo creó todo en la plenitud de
su bondad. Por eso la santa Trinidad santa está siempre plenamente satisfecha
de sus obras. Dios me lo mostró para mi felicidad: "¡Mira, soy Dios, mira!
Estoy en todas las cosas. ¡Mira! ¡Lo he hecho todo! ¡Mira! Jamás retiro mi mano
de mis obras, y jamás la retiraré por los siglos de los siglos. ¡Mira! Conduzco
todas las cosas al fin que les asigné desde toda eternidad, con la misma
fuerza, la misma sabiduría, el mismo amor que cuando te creé. ¿Qué podría
convertirse en mal?"