Evangelio según San Marcos 9,41-50.
Jesús dijo a
sus discípulos:
«Les aseguro
que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el
hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien
llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible
para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar.
Si tu mano
es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco,
que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible.
Y si tu pie
es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la
Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
Y si tu ojo
es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo
ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se
apaga.
Porque cada
uno será salado por el fuego.
La sal es
una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar?
Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».
Comentario del Evangelio por : Santo Tomás de Aquino
(1225-1274),
teólogo dominico, doctor de la Iglesia.
Oración para
pedir sabiduría .
“Rebosad de amor de Dios”
Concédeme,
Dios misericordioso, el poder desear con fervor aquello que tú apruebas, buscarlo con prudencia, reconocerlo
con verdad, cumplirlo con perfección,
para alabanza y gloria de tu nombre. Pon orden en mi vida, y concédeme cumplir con lo que tú quieras que yo
haga, como se deba hacer y de la manera
más útil para mi alma. Déjame ir hacia ti,
Señor, por un camino seguro, recto, agradable y que me lleve hasta la
meta, un camino que no se pierda entre
las prosperidades y las adversidades, para que yo te agradezca la prosperidad y que en la
adversidad tenga paciencia, no dejando que
las primeras me exalten, ni las segundas me venzan. Que nada me alegre,
ni me entristezca, más allá de lo que me
lleve hacia ti, allá donde quiero llegar. Que no desee ni tema no agradarle a nadie que no
seas tú. Que todo lo perecedero se
vuelva vil ante mis ojos por ti, Señor, y que todo aquello que te toque
sea amado por mí, pero tú, mi Dios, lo
serás más que todo... Que yo no desee nada más que no seas tú...
Concédeme,
Señor Dios, una inteligencia que te conozca, una complacencia que te busque, una sabiduría que te encuentre,
una vida que te complazca, una
perseverancia que te espere con confianza y una confianza que, al final,
te posea. Concédeme estar afligido de
tus penas por la penitencia, usar el camino de tus favores para la gracia, regocijarme de tus
alegrías, sobre todo en la patria para la
gloria. Tú que, siendo Dios, vives y reinas por los siglos de los siglos.