- Fecha 16.03.2014
- Autor Amir Valle
Una de las conclusiones de la Conferencia Sindical Internacional “Justo en lugar de precario. Estrategias sindicalistas para un trabajo decente en todo el mundo”, que acaba de concluir en la Fundación “Friedrich Ebert” en Berlín, es la necesidad de que los sindicatos abandonen la acción local o regional aislada y adopten una estrategia internacional conjunta que frene el aumento de la precarización laboral que afecta ya por igual al Tercer Mundo, a Estados Unidos y a otras naciones desarrolladas en Europa.
En América Latina, al alto índice de precarización no contabilizado pues la mayoría de los países no reconoce el trabajo informal como trabajo, a la desaparición acelerada de los contratos fijos, a la discriminación múltiple (del trabajador informal, el trabajo femenino, el del emigrante y el de las poblaciones indígenas) y a la explotación del trabajo infantil, se suman las dificultades de la lucha contra ese problema, entre otras, el amplio entramado de estrategias globales del empresariado en fomento del trabajo precario, la complejidad de mantener la independencia sindical frente al poder político, el descrédito de los sindicatos en sectores vitales como la juventud y la imposibilidad actual de aplicar a nivel local las estrategias de organismos regionales o internacionales como la Organización Internacional del Trabajo y la Confederación Sindical Internacional.
O.E. Komolafe (Secretario General, Federación de Trabajadores Informales de Nigeria, FIWON), Roma Malik (Secretaria General, Unión India de Trabajadores Forestales, AIUFWP), Hanna Gersman (Moderadora, periodista), Isamar Escalona (Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas) y Karin Pape (Asesora Regional de Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando -WIEGO, por sus siglas en inglés).
“Aproximadamente sólo el 30 por ciento de la población económicamente activa en Latinoamérica está sindicalizada. Esa cifra no incluye el trabajo informal, ni el 13 por ciento de trabajadores formales que laboran en condiciones informales”, dice la venezolana Isamar Escalona, Responsable de Economía Informal y Salud Laboral en la Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas. “La peor situación la tiene Centroamérica, con índices alarmantes en Honduras, donde más del 70 por ciento de la población activa pertenece a la economía informal, seguida por Perú y Ecuador, con puntos álgidos como el trabajo doméstico o el de los niños, contra el que luchamos mediante la Red de Erradicación del Trabajo Infantil”.
El argentino Gustavo Triani, Coordinador Regional de Jóvenes de UNI Américas, que representa a más de 20 millones de trabajadores del sector de capacidades y servicios en todo el mundo, considera un problema esencial del trabajo sindical el descrédito de los sindicatos entre la población joven latinoamericana: “primero, existe el rechazo social hacia todo tipo de organizaciones que produjo el neoliberalismo, y segundo, los cambios generacionales que han creado otra idea del compromiso con el trabajo, complejizada por la triste realidad de verse obligados a cambiar de trabajo ante la desaparición del contrato fijo. Lo que les importa es tener tiempo para su vida personal, tener dinero para su recreación o irse de vacaciones”.
Isamar Escalona (Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas), Ivan González (Secretario Político de la Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas, sentado al centro) y Gustavo Triani (Coordinador Regional de Jóvenes, UNI Global Union Américas).
La experiencia de la interrelación entre la política y el trabajo sindical en países como Brasil y los avances de los últimos años en otras naciones del área contra el trabajo precario son síntomas esperanzadores en palabras del venezolano Iván González, Coordinador político de la Confederación Sindical de Trabajadores de las Américas: “Como ante los sucesos políticos somos independientes pero no indiferentes, concebimos la Plataforma de Desarrollo de las Américas. Es un nuevo método de lucha sindical, nuestra propuesta para reconstruir la agenda laboral latinoamericana, que presentaremos oficialmente entre abril y mayo con el apoyo de Lula y Dilma en Brasil, José Mujica en Uruguay y Bachelet en Chile y es la propuesta internacional que llevaremos a la Confederación Sindical Internacional: la necesidad de pasar de la posición sindical defensiva a la incidencia activa en los procesos políticos pero con ideas generadas por los trabajadores”.