Evangelio
según San Lucas 6,36-38.
Jesús dijo a
sus discípulos:
«Sean
misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
No juzguen y
no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán
perdonados.
Den, y se
les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y
desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para
ustedes».
Comentario
del Evangelio por Beato Juan Pablo II (1920-2005), papa
Encíclica
“Dives in Misericordia” § 14 (trad. © copyright Librería Editrice Vaticana)
“Sed
misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso”
“Jesucristo ha enseñado que el hombre no
sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a
“usar misericordia” con los demás: “Bienaventurados los misericordiosos, porque
ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5,7)…
El amor misericordioso, en las relaciones
recíprocas entre los hombres, no es nunca un acto o un proceso unilateral.
Incluso en los casos en que todo parecería indicar que sólo una parte es la que
da y ofrece, mientras la otra sólo recibe y toma… sin embargo en realidad,
también aquel que da, queda siempre beneficiado.
Cristo
crucificado, en este sentido, es para nosotros el modelo, la inspiración y el
impulso más grande. Basándonos en este desconcertante modelo, podemos con toda
humildad manifestar misericordia a los demás, sabiendo que la recibe como
demostrada a sí mismo (Mt 25, 34s)...
Sólo
entonces, en efecto, es realmente un acto de amor misericordioso: cuando,
practicándola, nos convencemos profundamente de que al mismo tiempo la
experimentamos por parte de quienes la aceptan de nosotros. Si falta esta
bilateralidad, esta reciprocidad, entonces nuestras acciones no son aún
auténticos actos de misericordia, ni se ha cumplido plenamente en nosotros la
conversión, cuyo camino nos ha sido manifestado por Cristo con la palabra y con
el ejemplo hasta la cruz, ni tampoco participamos completamente en la magnífica
fuente del amor misericordioso que nos ha sido revelada por El…
La misericordia auténticamente cristiana es
también, en cierto sentido, la más perfecta encarnación de la “igualdad” entre
los hombres y por consiguiente también la encarnación más perfecta de la
justicia…
La igualdad
introducida mediante la justicia se limita, sin embargo al ámbito de los bienes
objetivos y extrínsecos, mientras el amor y la misericordia logran que los
hombres se encuentren entre sí en ese valor que es el mismo hombre, con la
dignidad que le es propia. La misericordia se hace elemento indispensable para
plasmar las relaciones mutuas entre los hombres, en el espíritu del más
profundo respeto de lo que es humano…
Por tanto,
el amor misericordioso es sumamente indispensable entre aquellos que están más
cercanos: entre los esposos, entre padres e hijos, entre amigos; es también
indispensable en la educación y en la pastoral”.
Salmo 79(78),8.9.11.13.
No nos tengas rencor
por faltas de nuestros padres,
que tu misericordia corra a nuestro encuentro,
pues ya no podemos más.
Ayúdanos, oh Dios, salvador nuestro,
en atención a la gloria de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
en honor a tu nombre.
Que hasta ti llegue la queja del prisionero;
con tu potente brazo salva a los condenados a muerte.
Y nosotros, tu pueblo, el rebaño de tu redil,
te daremos gracias para siempre;
de edad en edad diremos tu alabanza.