Solemnidad de la Anunciación del Señor
Evangelio según San Lucas 1,26-38.
“Soy la sierva del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho".
“En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era
María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!,
llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué
podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha
favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la
casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo
relaciones con ningún hombre?".
El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y
será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la
que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay
nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se
cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó”.
Comentario del Evangelio por San Juan Damasceno (c. 675-749),
monje,
teólogo, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la Natividad de la Virgen, § 9; SC 80 (trad. cf SC p.
69)
“Te saludo Llena de gracia”
Esta mujer será Madre de Dios, puerta de la luz, fuente de vida;
destruirá la acusación que pesaba sobre Eva. Esta mujer, "los ricos de
entre los pueblos buscarán su rostro", los reyes de las naciones se
prosternarán ante ella ofreciéndole obsequios… pero la gloria de la Madre de
Dios es interior: es el fruto de su vientre. Mujer tan digna de ser amada, tres
veces bienaventurada, " eres bendita entre las mujeres y el fruto de tu
vientre es bendito". Hija del rey David y Madre de Dios Rey del universo,
la obra maestra en la que el Creador se regocija…, serás la cumbre de la
naturaleza. Porque tu vida no será para ti, no has nacido para ti misma, sino
que tu vida será para Dios.
Viniste al mundo para él,
servirás para la salvación de todos los hombres, cumpliendo el designio de Dios
fijado desde antiguo: la encarnación del Verbo, su Palabra, y nuestra divinización.
Todo tu deseo es alimentarte de la palabra de Dios, fortalecerte con su sabia,
"como verde olivo en la casa de Dios", "un árbol plantado al
borde de la acequia", tú "el árbol de la vida" que "dio
fruto a su tiempo"… El que es
infinito, ilimitado, vino para quedarse en tu seno; Dios, el niño Jesús, se
alimentó de tu leche. Eres la puerta siempre virginal de Dios; tus manos tienen
a tu Dios; tus rodillas son un trono más elevado que los querubines… Eres la
cámara nupcial del Espíritu, "la ciudad del Dios vivo, en la que se
regocijan las aguas del río", es decir el efluvio de los dones del
Espíritu. Eres "toda hermosa, la amada" de Dios.
Salmo 40(39),7-8a.8b-9.10.11.
Proclamación
de los beneficios recibidos
Tú no
quisiste víctima ni oblación;
pero me
diste un oído atento;
no pediste
holocaustos ni sacrificios,
entonces
dije: «Aquí estoy.
En el libro
de la Ley está escrito
lo que tengo
que hacer:
yo amo, Dios
mío, tu voluntad,
y tu ley
está en mi corazón.»
Proclamé
gozosamente tu justicia
en la gran
asamblea;
no, no
mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes,
Señor.
No escondí
tu justicia dentro de mí,
proclamé tu
fidelidad y tu salvación,
y no oculté
a la gran asamblea
tu amor y tu
fidelidad.