Evangelio
según San Mateo 5,43-48.
“Sean
perfectos como su Padre del cielo”
Jesús dijo a
sus discípulos:
“Ustedes han
oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen
por sus perseguidores; así serán hijos
del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y
buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes
aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo
los publicanos?
Y si saludan
solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los
paganos?
Por lo
tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”.
Comentario
del Evangelio por Beato Tito Brandsma,
mártir, carmelita holandés (1881-1942)
Invitación al heroísmo en la fe y el amor
"Yo os
digo:... rezad por los que os persiguen"
Soléis decir
a menudo que vivimos un tiempo maravilloso, un tiempo de grandes hombres... Es fácil comprender por
qué se desea que se levante un jefe
fuerte y capaz... Esta especie de neo paganismo [el nazismo] considera
toda la naturaleza una emanación de lo
divino...; estima una raza más noble y más pura
que otra... De ahí viene el culto a la raza y a la sangre, el culto a
los héroes de su propio pueblo.
Partiendo de
una idea tan errónea, esta manera de ver puede conducir a errores capitales. ¡Es triste ver cuánto
entusiasmo, cuántos esfuerzos se ponen al
servicio de tal falso ideal y sin fundamento! Sin embargo, podemos
aprender de nuestro enemigo. De su
filosofía mentirosa, podemos aprender cómo purificar nuestro propio ideal y mejorarlo; podemos
aprender cómo desarrollar un gran amor
por este ideal; cómo suscitar un entusiasmo inmenso, y hasta una
disponibilidad para vivir y morir como él;
cómo consolidar el coraje para encarnarlo en nosotros y en otros...
Cuando hablamos de la llegada del Reino y cuando rezamos para que venga, no pensamos en una discriminación por la raza o por la sangre, sino en una fraternidad de todos los hombres, ya que todos los hombres son nuestros hermanos - sin excluir a aquellos que incluso nos odian y nos atacan - en un lazo estrecho con aquel que hace salir el sol tanto sobre buenos como sobre malos (Mt 5,45).
Cuando hablamos de la llegada del Reino y cuando rezamos para que venga, no pensamos en una discriminación por la raza o por la sangre, sino en una fraternidad de todos los hombres, ya que todos los hombres son nuestros hermanos - sin excluir a aquellos que incluso nos odian y nos atacan - en un lazo estrecho con aquel que hace salir el sol tanto sobre buenos como sobre malos (Mt 5,45).