Evangelio según San Marcos 12,28b-34.
"Amarás ..."
“Un escriba
se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Cuál es el primero de los mandamientos?».
Jesús
respondió: "El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el
único Señor;
y tú amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu
y con todas tus fuerzas.
El segundo
es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que
estos".
El escriba
le dijo: "Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y
no hay otro más que él,
y que amarlo
con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar
al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los
sacrificios".
Jesús, al
ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: "Tú no estás lejos
del Reino de Dios". Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas”.
Comentario
del Evangelio por San Antonio de Padua (1195-1231),
franciscano, doctor de la
Iglesia Sermones
para el domingo y fiestas de los santos
“Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón”
“Amarás al Señor tu Dios”. ‘Tu’ Dios, se
dice, y es una razón para amarle más y más; amamos más lo que nos pertenece que
lo que nos es extraño. Es cierto, el Señor tu Dios merece ser amado, se hace tu
siervo para que le pertenezcas y así no te avergüences de servirle… Durante
treinta años, a causa de tus pecados, tu Dios se ha hecho tu siervo, para
arrancarte de la servidumbre del diablo. Amarás, pues, al Señor tu Dios. Él,
que te ha hecho, se ha hecho tu servidor por ti; se ha dado enteramente a ti
para que tú te des enteramente a Él. Cuando tú eras desdichado, ha rehecho tu
felicidad, se ha dado a ti para devolverte a ti mismo.
Amarás, pues, al Señor tu Dios “con todo tu
corazón”. ‘Todo’: no puedes guardarte ninguna parte de ti mismo para ti. Quiere
la ofrenda de toda tu persona. Te ha comprado todo entero para él mismo, para
poseerte, él solo, a ti todo entero. Amarás, pues, al Señor tu Dios con todo tu
corazón. No sirve, como hicieron Ananías y Safira, conservar para ti una parte
de ti mismo, porque entonces podrías perecer como ellos (Hch 5, 1s). Ama, pues,
totalmente y no sólo parcialmente. Porque Dios no tiene partes; Él está entero
en todas partes. No quiere compartir tu ser con otros, Él, que es todo entero
en su Ser. Si te reservas una parte de ti mismo, eres tuyo, y no de Él.
¿Quieres poseerlo todo? Dale lo que eres, y
te dará lo que Él es. No tendrás nada tuyo; pero lo tendrás a él mismo todo
entero siendo tú mismo entero también.
Salmo
81(80),6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17.
“Oráculo de
Dios”
Oigo una voz
desconocida que dice:
Yo quité el
peso de tus espaldas
y tus manos
quedaron libres de la carga.
Clamaste en
la aflicción, y te salvé.
Te respondí oculto
entre los truenos,
aunque me
provocaste junto a las aguas de Meribá.
Oye, pueblo
mío, yo atestiguo contra ti,
¡ojalá me
escucharas, Israel!
No tendrás
ningún Dios extraño,
no adorarás
a ningún dios extranjero:
yo, el
Señor, soy tu Dios,
que te hice
subir de la tierra de Egipto.
¡Ojalá mi
pueblo me escuchara,
e Israel
siguiera mis caminos!
Yo
alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo
y lo
saciaría con miel silvestre».