Evangelio según San
Juan 6,60-69.
“El Espíritu es el
que da Vida”
“Después de oírlo,
muchos de sus discípulos decían: "¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede
escucharlo?".
Jesús, sabiendo lo
que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?
¿Qué pasará,
entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?
El Espíritu es el
que da Vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y
Vida.
Pero hay entre
ustedes algunos que no creen". En efecto, Jesús sabía desde el primer
momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
Y agregó: "Por
eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo
concede".
Desde ese momento,
muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó
entonces a los Doce: "¿También ustedes quieren irse?".
Simón Pedro le
respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.
Nosotros hemos
creído y sabemos que eres el Santo de Dios".
Comentario del
Evangelio por San Cirilo de Alejandría (380-444),
obispo y doctor de
la Iglesia Comentario al evangelio de Juan, 4, 4; PG 73, 613
“Tú tienes palabras
de vida eterna”
"¿A quién pues iremos?", dice
Pedro. Quiere decir: "¿quién nos instruirá como tú de los misterios
divinos? ", o incluso: "¿Al lado de quién encontraremos algo mejor?
Tú tienes palabras de vida eterna". No son intolerables, como dicen otros
discípulos. Al contrario, todas ellas conducen a la realidad más extraordinaria,
la vida infinita, la vida imperecedera. Estas palabras nos muestran bien que
debemos permanecer a los pies de Cristo, tomándolo por nuestro solo y único
dueño, y mantenernos constantemente cerca de él…
El Antiguo Testamento también nos enseña
que hay que seguir a Cristo, siempre unidos a Él. Efectivamente, cuando los
israelitas, liberados de la opresión egipcia, se apresuraban hacia la Tierra
prometida, Dios permitió que se desviaran del camino. El que les dio la Ley no
les permitió ir a cualquier lugar de su agrado. En efecto, sin guía,
ciertamente se habrían extraviado; los israelitas encontraban su salvación
permaneciendo con su guía. Hoy, también hacemos el nuestro negándonos a
separarnos de Cristo, porque es Él quien se manifestó a los antiguos bajo la
apariencia de una tienda, un nubarrón y fuego (Ex 13,21; 26,1s)…
"El que quiera servirme, que me siga,
y donde esté yo, también estará mi servidor " (Jn 12,26)… Claro, el camino
en compañía y al lado de Cristo Salvador no se hace en un sentido material,
sino más bien por las obras de la virtud. Los discípulos más sabios, se
comprometieron firmemente a esto con todo su corazón…; con razón dicen:
"¿A dónde iremos?" En otros términos: " Estaremos siempre
contigo, cumpliremos tus mandamientos, acogeremos tus palabras, sin recriminar
nada. No creeremos, como los ignorantes, que tu enseñanza es dura a oír. Al
contrario, diremos: 'qué dulce al paladar tu promesa: ¡más que miel en mi boca!"
(Sal. 118,103)