Evangelio según San Juan 14,7-14.
“Tanto tiempo con ustedes, ¿y todavía no me conocen?”
Jesús dijo a sus
discípulos:
"Si ustedes me
conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han
visto".
Felipe le dijo:
"Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta".
Jesús le respondió:
"Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me
conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: 'Muéstranos al
Padre'?
¿No crees que yo
estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías:
el Padre que habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy
en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras.
Les aseguro que el
que cree en mí hará también las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me
voy al Padre."
Y yo haré todo lo
que ustedes pidan en mi Nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si ustedes me piden
algo en mi Nombre, yo lo haré".
Comentario del Evangelio por San Francisco de Asís (1182-1226),
fundador de los
Hermanos menores Admoniciones, § 1
“¿Cómo puedes
decir: ‘Muéstranos al Padre’?”
“Dice el Señor Jesús a sus discípulos: Yo
soy el camino, la verdad y la vida; ninguno viene al Padre sino por mí. Si me
conocierais a mí, conoceréis también a mi Padre; y desde ahora lo conocéis y lo
habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice
Jesús: Tanto tiempo con vosotros, ¿y no me habéis conocido? Felipe, el que me
ve a mí, ve también a mi Padre (Jn 14, 6-9). El Padre habita en una luz
inaccesible (cf. 1Tim 6,15), y Dios es espíritu (Jn 4,24), y a Dios nadie lo
vio jamás (Jn 1,18). Y no puede ser visto sino en espíritu, porque el espíritu
es el que vivifica; la carne no le aprovecha a nadie (Jn 6,63). Ni siquiera el
Hijo puede ser visto por nadie en cuanto igual al Padre, de forma distinta que
el Padre, de forma distinta que el Espíritu Santo.
Por eso, hijos de los hombres, ¿Hasta
cuándo seréis duros de corazón? (Sal 4,3). ¿Por qué no reconocéis la verdad y
creéis en el Hijo de Dios? (cf. Jn 9,35). Mirad que diariamente se humilla (cf.
Flp 2,8), como cuando vino desde el trono real, (Sab 18,15) al seno de la
Virgen. Él mismo viene diariamente a nosotros en humilde apariencia. Cada día
baja del seno del Padre al altar, en manos del sacerdote. Y como se mostró a
los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se muestra a
nosotros en el pan sagrado.
Y lo mismo que ellos con los ojos del
cuerpo veían solamente su carne, mas con los ojos espirituales creían que El
era Dios, así también nosotros, al ver el pan y el vino con los ojos del
cuerpo, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y
verdadero. Y de ese modo está siempre el Señor con sus fieles, como El mismo
dijo: Mirad que yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos” (cf.
Mt 28,20).