"Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios".
"En aquel tiempo, un sábado; Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado".
El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la
que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus
cadenas el día sábado?".
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía".
Comentario del Evangelio por: San Cirilo de Jerusalén (313-350),
obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia Catequesis bautismal, nº 13
"Liberados de las ataduras del pecado por la cruz de Cristo".
"San Pablo dijo: «Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo» (Gal 6,14). Fue una cosa asombrosa que el ciego de nacimiento recobrara la vista en Siloé; pero esto, ¿qué beneficio reportaba a todos los ciegos del mundo?
Fue una cosa muy grande y por encima de la naturaleza la resurrección de Lázaro, muerto hacía ya cuatro días; pero de esta gracia sólo se beneficiaba él, no socorría en nada a todos los que, en el mundo, estaban muertos por sus pecados.
Fue extraordiario sacar, de cinco panes, comida para cinco mil hombres;
pero eso no servía para nada a los que, en todo el universo, sufrían hambre por su
ignorancia.
Fue asombroso liberar a una mujer encadenada por Satán desde hacía dieciocho años; pero ¿qué supone eso para todos nosotros que vivimos atados por las cadenas de nuestros pecados?
Ahora bien, la victoria de la cruz ha llevado la luz a todos los que la ignorancia los hacía estar ciegos, desató todos los que estaban cautivos del pecado, y rescató a toda la humanidad.
No te sorprenda, pues, que el mundo entero haya sido rescatado. El que murió por esta causa no era tan sólo un hombre, sino el Hijo único de Dios.
La falta de Adán trajo la muerte al mundo entero; si la caída de uno solo hizo reinar la muerte sobre todos, ¿con cuanta más razón, la justicia de uno solo no hará que reine la vida? (Rm 5,17). Si antiguamente, por el árbol del que comieron el fruto, nuestros primeros padres fueron echados del paraíso, ¿es que ahora, por el árbol de la cruz de Jesús, los creyentes no entrarán con mucha más facilidad en el Paraíso?
Si el primer ser modelado de tierra trajo la muerte para todos ¿es que el que lo modeló de tierra no va a traerle la vida eterna, puesto que él es la misma vida?" (Jn 14,6).