"Cada vez que no ayudaron al más pequeño; no lo hicieron conmigo".
"En aquel tiempo dijo Jesús: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de
comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño
de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".
Comentario del Evangelio por: San Efrén (hacia 306-373),
diácono en Siria, doctor de la Iglesia Himno sobre el Paraíso, nº 5
«La creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto... también
nosotros gemimos en nuestro interior aguardando la redención de nuestro
cuerpo».
"La contemplación del Paraíso me ha encantado por su paz y su belleza. Allí reside
la belleza sin mancha, allí reside la paz sin tumulto. Dichoso el que será digno de
recibirlo, si no es por la justicia, al menos por la bondad; si no a causa de sus obras,
al menos por piedad...
Cuando mi espíritu regresó a los bordes de la tierra, madre de espinas, vinieron
a mí dolores y males de toda clase. Así he aprendido que nuestra región es una
cárcel. Y sin embargo, los cautivos que en ella están encerrados, lloran por salir de
su seno.
Me sorprendí también que los niños lloran al salir del seno; lloran cuando
salen de las tinieblas a la luz, de un espacio estrecho hacia el vasto universo. Así la
muerte es para los hombres una especie de nacimiento. Los que nacen lloran al
dejar el universo, madre de dolores, para entrar en el Paraíso de delicias.
¡Oh tú, Señor del Paraíso, ten piedad de mí! Si no es posible entrar en tu
Paraíso, al menos hazme digno de los pastos de su entrada. En el centro del Paraíso
está la mesa de los santos, pero en el exterior los frutos de su cercado caen como
migajas para los pecadores que, incluso allí, vivirán gracias a tu bondad