Mateo 24,42-51.
"Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,
su señor llegará el día y la hora menos pensada,
y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".
Comentario del Evangelio por : La Didajé (c. 60-120), catequesis judeo-cristiana
Párrafos 10 y 16
“Velad pues no conocéis el día”
Una vez saciados de la Eucaristía, damos gracias así: “Nosotros te damos gracias, Padre santo, por tu santo nombre que has hecho habitar en nuestros corazones, y por el conocimiento, la fe, la inmortalidad que tú nos has revelado por Jesús, tu servidor.¡Gloria a ti por los siglos. Amén!...Ante todo, nosotros te damos gracias, porque eres poderoso:¡Gloria a ti por los siglos. Amén! Acuérdate de tu Iglesia, Señor, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor. Reúne desde los cuatro vientos esta Iglesia santificada, en el Reino que tu le has preparado. Pues ¡a ti sea la fuerza y la gloria por los siglos. Amén! ¡Qué la gracia llegue y este mundo pase. Amén! Si alguno es santo, que se acerque; si no lo es, que haga penitencia. ¡Marana tha! Amén.
Si, velad, sobre vuestra vida; no dejéis apagar vuestra lámpara ni se desate de vuestros riñones vuestro cinturón. Estad preparados. Pues ignoráis la hora cuando nuestro Señor vendrá. Reunios frecuentemente para buscar juntos lo que conviene a vuestras almas. Pues todo el tiempo de vuestra fe no servirá de nada, si, el último momento, no habéis sido perfectos.
"Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará',
y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos,
su señor llegará el día y la hora menos pensada,
y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".
Comentario del Evangelio por : La Didajé (c. 60-120), catequesis judeo-cristiana
Párrafos 10 y 16
“Velad pues no conocéis el día”
Una vez saciados de la Eucaristía, damos gracias así: “Nosotros te damos gracias, Padre santo, por tu santo nombre que has hecho habitar en nuestros corazones, y por el conocimiento, la fe, la inmortalidad que tú nos has revelado por Jesús, tu servidor.¡Gloria a ti por los siglos. Amén!...Ante todo, nosotros te damos gracias, porque eres poderoso:¡Gloria a ti por los siglos. Amén! Acuérdate de tu Iglesia, Señor, para librarla de todo mal y hacerla perfecta en tu amor. Reúne desde los cuatro vientos esta Iglesia santificada, en el Reino que tu le has preparado. Pues ¡a ti sea la fuerza y la gloria por los siglos. Amén! ¡Qué la gracia llegue y este mundo pase. Amén! Si alguno es santo, que se acerque; si no lo es, que haga penitencia. ¡Marana tha! Amén.
Si, velad, sobre vuestra vida; no dejéis apagar vuestra lámpara ni se desate de vuestros riñones vuestro cinturón. Estad preparados. Pues ignoráis la hora cuando nuestro Señor vendrá. Reunios frecuentemente para buscar juntos lo que conviene a vuestras almas. Pues todo el tiempo de vuestra fe no servirá de nada, si, el último momento, no habéis sido perfectos.