Un sueño convertido en realidad: un auditorio de espectacular diseño en mitad de uno de los más hermosos paisajes de Brasil, cerca de playas paradisíacas que, desde hace tiempo, hacen las delicias de los visitantes.
En la localidad de Trancoso, en el norte del brasileño estado de Bahía, se eleva hacia el cielo como si fuera una gigantesca escultura uno de los muros del Auditorio. Es un diseño del arquitecto estrella luxemburgués Francois Valentiny. Desde que tuvo la idea hasta su realización han transcurrido tan solo dos años.
Chancletas en la inauguración
Tan inusual como la propia historia del teatro fue su inauguración. La sotana azabache del obispo local que ofició la ceremonia contrastaba con los pantalones cortos y las chancletas que calzaban los impulsores del millonario proyecto. La idea de construir un gran auditorio en la zona partió de Sabine Lovatelli, su marido Carlo y un círculo de amigos que han hecho de Trancoso su domicilio vacacional.
Lovatelli nació en Alemania, pero reside en Brasil desde hace más de 40 años, donde tiene una extensa red de contactos en el ámbito musical y dirige desde hace tiempo el Mozarteum Brasileiro de São Paulo. Allí organiza conciertos a los que invita a orquestas y artistas de todo el mundo.
Las Filarmónicas de Berlín y Viena
Para la inauguración del Auditorio, Sabine Lovatelli invitó nada menos que a dos ensambles procedentes de las Filarmónicas de Berlín y Viena, así como a la Joven Orquesta de São Paulo. Tocaron obras de Beethoven hasta Lehar pasando por Verdi, así como otros grandes éxitos de la música clásica, con el fin de llamar la atención de aquellos para quienes ese era su primer contacto con el repertorio.
Pero los conciertos no son todo el proyecto: “Queremos traer aquí a los mejores artistas“, asegura Lovatelli en conversación con Deutsche Welle, “pero también convertir este auditorio en un lugar de formación para los jóvenes músicos brasileños. Nuestra intención es apoyarlos“. Por ese motivo, el Festival Música en Trancoso no solo programa conciertos en los que caben tanto la bossa nova como el repertorio clásico, sino que también organiza talleres impartidos por miembros de las Filarmónicas de Berlín y Viena para los estudiantes brasileños. Un ala del edificio ha quedado reservada solo para ensayos.
Lucas Bernardo tiene 18 años y es concertino de la Joven Orquesta de São Paulo. El contacto con músicos de gran nivel le ha impresionado: “Tocan maravillosamente y eso resulta inspirador y motivador”, relata a Deutsche Welle. Lucas espera que otras personas de su orquesta tengan también la oportunidad de recibir clases magistrales. De momento, se ha propuesto transmitir a los demás músicos lo aprendido. El joven actuó junto a miembros de la Filarmónica de Berlín interpretando con maestría el Quinteto con clarinete de Brahms.
En solo dos años
Diseñar y construir un auditorio en dos años no es cualquier cosa. Francois Valentiny lo sabe. El creador de la Casa Mozart de Salzburgo llegó a la ronda final para llevar a cabo el nuevo auditorio Beethoven de Bonn, que sustituirá al actual en la ciudad natal del compositor. Las protestas ciudadanas y una mala gestión del dinero municipal tienen de momento este proyecto en suspenso.
En Trancoso tampoco fueron fáciles las cosas. El Auditorio se alza sobre una reserva natural. Fue necesario convencer a las autoridades municipales y provinciales de Bahía antes de iniciar su construcción. Las severas restricciones medioambientales obligaron a Valentiny a trabajar contra reloj. Durante el primer Festival, el cemento aún se secaba en las paredes y varias tuberías estallaron ruidosamente.
Valentiny se ha preocupado de que el edificio encaje en el paisaje. Para conseguirlo, diseñó dos salas de concierto con capacidad para 1.100 espectadores cada una. Una de ellas está al aire libre y cuenta con sobrecogedoras vistas de los alrededores y el cielo estrellado. Debajo se encuentra otra sala con ventilación natural por ambos laterales. Valentiny cree que ni las empresas de construcción de la zona ni los obreros trabajan de la misma manera que en Europa. Por ese motivo, escogió cemento inyectado, ya que se trata de un material de fácil manejo. Ello también le permitió llevar a cabo su concepto de edificio escultura. Por otra parte, el arquitecto asegura que es capaz de vivir con unos cuantos defectos y critica “la completa búsqueda de la perfección” en Europa.
Amigos de Trancoso
Tanto Valentiny como los Lovatelli y el resto de impulsores se han volcado en cuerpo y alma en el Auditorio. El arquitecto ha renunciado a los honorarios por su trabajo y asegura que el hercúleo proyecto ha sido posible gracias a la “especial situación” de quienes soñaron con un edificio así en Trancoso. Entre ellos está Reinold Geiger, director de la empresa L´Occitane, que posee una mansión en la playa de Trancoso. Geiger facilitó más de 9 millones de euros de su propia fortuna. Con una sonrisa, el empresario dice que no espera que ese dinero le sea devuelto y asegura haber financiado el proyecto porque adora el país y su gente y porque las cosas en los negocios “van bien”.
La gente ha respondido con entusiasmo a la nueva oferta cultural. El patio de butacas se llena cada vez que se celebra un concierto con entrada gratuita. Fabio Groberio, un hombre de negocios que preside la Asociación de Amigos de Trancoso, cree que el Auditorio es una “inversión sostenible en el futuro”, debido a la elevada tasa de pobreza de los habitantes de Trancoso. "Supone una posibilidad para que la gente mejore su formación y calidad de vida“. Las dos salas de conciertos así como los espacios de ensayo pueden utilizarse igualmente como escuela, lugar de reuniones y centro de congresos.
- Fecha 28.03.2014
- Autor Gero Schliess (MS)
- Editor Enrique López