“Reconocimiento de
la bondad de Dios”
Bendeciré al Señor
en todo tiempo,
su alabanza estará
siempre en mis labios.
Mi alma se gloría
en el Señor:
que lo oigan los
humildes y se alegren.
Glorifiquen conmigo
al Señor,
alabemos su Nombre
todos juntos.
Busqué al Señor: él
me respondió
y me libró de todos
mis temores.
Miren hacia él y
quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se
avergonzarán.
Este pobre hombre
invocó al Señor:
él lo escuchó y lo
salvó de sus angustias.
El Ángel del Señor
acampa
en torno de sus
fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué
bueno es el Señor!
¡Felices los que en
él se refugian!