Evangelio según San
Juan 10,22-30.
“Ustedes no creen,
porque no son de mis ovejas”.
“Se celebraba
entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno,
y Jesús se paseaba
por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
Los judíos lo
rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres
el Mesías, dilo abiertamente".
Jesús les
respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en
nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis
ovejas.
Mis ovejas escuchan
mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida
eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me
las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de
mi Padre.
El Padre y yo somos
una sola cosa".
Comentario del
Evangelio por: San Agustín (354-430),
Obispo de Hipona
(África del Norte) y doctor de la Iglesia.
La Trinidad, I, 13, 30-3
«¿Cuánto tiempo nos vas a dejar dudando?»
“ Como es igual al
Padre, el Hijo de Dios no recibe el poder de juzgar, ya que lo posee con el Padre. Lo recibe para que buenos
y malos lo vean juzgar, porque es el
Hijo del hombre. Ver al Hijo del hombre se les dará a los malvados por
sí mismos, pero la visión de su
divinidad sólo se dará a los limpios de corazón, porque son ellos los que verán a Dios (Mt 5,8). ¿Qué es la
vida eterna, sino esta visión, que será
denegada a los impíos? "Que te conozcan a ti, único Dios verdadero
y a tu enviado Jesucristo» (Jn 17,3).
¿Cómo conocerán a Jesucristo, si no como el verdadero Dios, el que se muestra a sí mismo a ellos? Él se
mostrará lleno de bondad en la visión
que descubrirá a los limpios de corazón. "Qué bueno es el Dios de
Israel para los rectos de corazón"
(Sal 72,1). Sólo Dios es bueno.
He aquí porqué
aquel que llamó al Señor «Maestro bueno» , y le pidió consejo para llegar a la vida eterna,
recibe esta respuesta: "¿por qué
me preguntas sobre lo que es
bueno?". "Nadie es bueno salvo el mismo Dios" (Mc 10, 17-18). Este hombre que le ha interrogado no
sabe a quién se ha acercado y lo ha
tomado por un simple hijo del hombre... "El cual, siendo de
condición divina, no retuvo ávidamente
el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho
semejante a los hombres. Y así, reconocido
como hombre por su presencia" (Flp 2, 6-7). Este es Él, el único
Dios, Padre, Hijo, Espíritu Santo, que
aparecerá tan solo para alegría inalterable de los justos”.