“Jesús la
verdadera vid”
Alaben, servidores
del Señor,
alaben el nombre
del Señor.
Bendito sea el
nombre del Señor,
desde ahora y para
siempre.
Desde la salida del
sol hasta su ocaso,
sea alabado el
nombre del Señor.
El Señor está sobre
todas las naciones,
su gloria se eleva
sobre el cielo.
¿Quién es como el
Señor, nuestro Dios,
que tiene su morada
en las alturas,
y se inclina para
contemplar
el cielo y la
tierra?
El levanta del
polvo al desvalido,
alza al pobre de su
miseria,
para hacerlo sentar
entre los nobles,
entre los nobles de
su pueblo.